SAN ROQUE BALOMPIE, la ilusión de un niño que quería jugar al fútbol, hecha realidad.
En los estertores del año 1981, allá por una calle del centro de Sevilla, un grupo de niños se organizaban para jugar a la pelota en la calle. La portería , era grande, difícil de fallar, todo un portalón por donde salían los autobuses de los amarillos de la estrecha calle Navarros, El balón era el que había hasta que se embarcaba en casa de la abuela de enfrente, a partir de ese momento, cualquier cosa que hubiese en la calle era el mejor balón posible. Condiciones difíciles para sacar de allí un equipo de futbol, pero lo conseguimos.
Allí, los hermanos Castro, Tomi, Isra, el piojo, Castañeda, Oscar…, esos fueron los primeros, aquellos que empezaron a crear éste San Roque , que ahora es orgullo de Sevilla. Mucho trabajo por hacer. Con once años, no era fácil la gestión en aquella época, de ahí, que tuve que recurrir a un mayor de edad, quién hoy lleva el nombre del Estadio, No me hizo la vida fácil, pero me brindó la posibilidad de crear éste Club y disfrutar de una pasión que me fascinaba. ¿y qué nombre le ponemos?, en la azotea del colegio Calderón de la Barca, entre las palmeras de huevos que nos vendía Fernando y los partidos Betis Sevilla con un bote de batido relleno de papel, pensábamos qué nombre ponerle, Éramos la mayoría de la puerta Carmona, pero ya existía ese nombre en un club, también pertenecíamos a la banda de San Esteban, pero también existía ya el At San Esteba, por tanto, recurrimos a otra hermandad de donde eran hermanos otro número importante de jugadores, aquellos que venían del Santo Tomás de Aquino, Otra fuente de inspiración para nuestro San Roque.
Ya teníamos nombre, pero claro, faltaba un entrenador, ropa, campo para entrenar… mucho trabajo para llegar a la temporada de 1982 y competir de manera federada. Pero lo conseguimos, Demetrio creo los estatutos e inscribió al equipo en la Federación. Yo dibujé el escudo basándome en tres pilares, por arriba el escudo del Sevilla, las rayas laterales obvio, al Real Betis, pero inspirándome en el del Valladolid, que me gustaba bastante, un balón de cuero de antaño en el centro y los aros olímpicos para darle una connotación deportiva general. Ahí nació la seña de identidad de todos los San Roqueños que ha disfrutado de este club.
La primera equipación, la compró mi padre, se la compró a Antolín Ortega compañero suyo en el Real Betis, y claro, tenía que ser VERDE, como la Esperanza, Titular de la Virgen del Domingo de Ramos. Era una equipación muy bonita con mangas largas, y un número en la espalda que, la verdad, era algo pequeño, pero, era el traje de comunión perfecto para todos nosotros. Nos sentíamos lo más dichosos del mundo vistiendo aquella equipación.
El primer entrenador fue mi Hermano, que en paz descanse, él nos llevaba a entrenar al parque del Valle o al prado de San Sebastián y entre piedras, comenzamos a aprender a medir distancias, atacar, defender,,, a ser feliz con el bién más preciado que existía y que existirá el Fútbol. El club fue creciendo demasiado rápido, de hecho yo jugué sólo tres años en él, sólo jugué en Infantil y primer año Juvenil, entonces no existía los cadetes, los juveniles empezaban a ser hombres disfrazados y un pequeñito endeble como yo, tenía poco que hacer.
Después seguí desde la distancia cada movimiento de mis amigos que sí seguían allí, y tengo que destacar que el club ha crecido gracias a mi cuñado que lo mantuvo hasta que empezaron mis sobrinos a regentarlo, pero sobre todo este club está vivo gracias a una persona CHARI MONTIEL, Ella consintió a su marido que dedicara más tiempo del que merecía a aquel juego de niños, ella lavaba cada fin de semana coladas y coladas de camisetas, ella, permitió que sus hijos se criaran alrededor de ese mundo y ahora, aún, vela por que el club esté en manos de los que más han hecho por mantenerlo. Pedro, Vicente y Alejandro, cada uno con sus formas y sus fondos, han hecho de este juego de un niño, su tio, un modo de vida, y han colocado al club a la cabeza del fútbol base de Sevilla, Andalucía y España.
En el recuerdo quedan mis primeros partidos, mis muchas derrotas, mi único gol, mis amigos, mi club, y quedará para siempre la satisfacción de ver cómo mi Hermana y mis sobrinos, tienen al club, como cuna de la educación y fomento deportivo de cientos de niños al año. YO QUISE, YO PUDE, ELLOS LO CONSIGUIERON
José María Montiel